Continuación de las aventuras miamenses (o miaminas?, o miamescas?)
Si no leyó la primera parte, sírvase clickear acá.
En nuestro capítulo anterior, nuestro periodista novato se encuentra frente a Amy Lee y Terry Balsamo, la dupla creativa tras Evanescence. La chica es guapa, el tipo no. Torpedo en mano, el aprendiz de reportero lanza preguntas.
Y estaba en eso, cuando a los 2 minutos de entrevista descubrí con horror que tenía el micrófono enchufado ¡en la salida de audífonos! (citando a Homero: D'oh!) Todo mal, el medio pique para volver a Chile con un minidisc en blanco...uf, ya estaba sintiendo la patada en el culo de bienvenida.
Así que no me quedó otra que poner la mejor cara y, entre muchos "aim beri sorri" y unos cuantos "esquiusmi", pedirle a los susodichos que repitiéramos las primeras respuestas. Al menos no se hicieron atados.
¿Ve que no todo es glamour? De hecho, nada lo fue. Por ahí nos pusieron una mesa con quesos y frutas para los periodistas, y yo me lancé a comer jurando que era buffet... lo peor es que era el único. También hubo tiempo para la foto oficial, que tuvo que sacarse 2 veces, porque la primera quedó impresentable.
Esta es la que quedó. Si se fija, Amy Lee, muy en confianza, pasa su brazo por la cintura de quien escribe. En cambio a mi me bajó la timidez y me quedé en el hombro no más. Guatié. El otro weon feo salió igual en las dos fotos.
En fin, el vuelo de regreso fue igual de latero, con los gringos chequeándote hasta por debajo de la lengua. Muchas revistas para el camino, una Play 2 de contrabando y otro timbre en el pasaporte. Qué quieren que les diga, bastante bueno todo. Espero poder seguir en las mismas... así cualquiera se acostumbra, ¿o no?